Mira como se llenan los vasos,
en los mostradores de la tierra
la vida está vacía,
la cabeza está lejos.
Antonin Artaud, Noche.
Con la cabeza lejos, me sumerjo al sueño de la noche de primavera, cálida y fresca, oscura y ventosa. Camino descalza por las veredas rotas y si me duelen los pies no me detengo. Me parece escuchar un ladrido a lo lejos. Y ahí están. El pozo, el perro azul del otro lado. El eterno y recurrente sueño que me hace temblar y descubrir que aún estoy viva y despierta. El llamado esperado a la hora equivocada. El acierto de no atenderte porque me torturas con palabras inteligentemente compuestas. Te crucé roto por una avenida vacía y aunque sólo yo caminaba, no me viste. Pues, estás sumergido bajo el agua con la que llenaste tu vida para tener donde flotar. Y tu melena de veinteañero y tu apartamento de treintas. Y tu alma perdida de quien vivió un siglo de mentiras. Los ojos azules mienten. Los tuyos miente, pero lloran en la oscuridad de algún rincón nocturno. Y te sentás otra vez en la barra, y volvés a pedir el mismo whisky, yo vuelvo a mirar con un poco de enojo en la mirada que intenta transferirte los pensamientos. Pero ya no estamos más en el mismo bar, ni en la misma barra, yo busco alguna otra mirada para transferir los pensamientos y vos, vos buscas algún cuerpo caliente que te abrace de noche para no sentir la soledad.
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