No te avise que no voy a poder estar más aquí. Me voy. Planeo todo para estar lejos. Te dejo una carta que está mal escrita pero es para que vos la entiendas, en el cajón de tu escritorio, el del zaguán. No sabes cuanto te aborrezco. He girado en círculos durante meses. Cada avión que escuché pasar sentí que era un llamado. Me harte. Quise que me abandones y no te enteraste. No es posible olvidar pero te voy a reprimir siempre mientras pueda.
Allá va a ser todo distinto. Y el color de las palabras es otro. La nieve va a crujir bajo mis pies. Me doleran los ojos pero menos que acá. Y voy a estar más cerca de todos tus escritores. Y voy a sentirme un poco mas como vos. Esa forma de arrogancia estupidamente adolescente. La soberbia disminuida con la humildad, de los que creen que la bohemia aún existe. Que se llama algun barrio bajo de la capital. Que tristeza me va a dar mirar para este lado del mapa. El cumulo de bronca escupido en papel.
La carta del cajón.
Querida,
No supiste escuchar mis caricias. Si escucharlas porque eran de palabra. Vivís en el medio de un pensamiento conscientemente estúpido. Te codeas de un cúmulo de gente que te ovaciona, pretenden vivirte.
Que suerte que crecí que soy otro. Que decidi no escuchar de tus palabras despreciativas hacia mi.
Gracias por decirme que poco soy. Gracias por enseñarme a odiar. Gracias por olvidarte de todo lo que fui. Gracias, porque no me va a volver a pasar.
Acordate que si necesitas algo, no cuentes conmigo.
Te desprecio,
El antiguo estúpido que te soporto.
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